EDUCACIÓN INCLUSIVA O
EDUCACIÓN SIN EXCLUSIONES
Gerardo Echeita Sarrionandía
Mediante
la lectura se pudo analizar que actualmente en la sociedad el fenómeno de la
inequidad, la pobreza, la discriminación y
la violencia son fenómenos que están aumentando la exclusión social ya
que de acuerdo con el informe Delors las sociedades occidentales principalmente
mencionan que este proceso esta incrementando.

Ante ello la tarea del docente se centra en someter
a crítica los principios y las prácticas que han configurado la capacidad de
generar exclusión desde el propio sistema educativo y apostar por aquellos
alumnos que han sido excluidos y etiquetados lo cual se promoverá a través de
la inclusión y la resolución pacífica de
conflictos en un marco que favorece el progreso de todos los alumnos, la labor
de los docentes es identificar y proveer los servicios que cubran
las necesidades de los individuos que tienen determinadas categorías de
dificultad.
La
necesidad
de eliminar cualquier tipo de barrera que impida el aprendizaje de cada
persona lleva a implementar la
integración donde se considera que las personas (en este caso con discapacidad)
debían luchar, casi de modo individual, por conseguir integrarse en la sociedad
tal y como es, y al hacerlo capacitarse
ellas mismas. La Conferencia Mundial de Salamanca sobre Necesidades Educativas
Especiales. Acceso y Calidad (UNESCO, 1994) asentó algunas de las bases para
consolidar un cambio de perspectiva en la educación especial y las reglas de
ese juego nuevo, mediante dos cuestiones; la relativa a la ampliación de los alumnos que deben ser
objeto de nuestra preocupación y que ya no son solamente aquellos con
discapacidad sino, en gran medida,
todos; todos los que por un motivo u otro estén en riesgo de exclusión, y la
segunda enfocada a que las escuelas
tienen encuentren la manera de educar con éxito a todos
los niños.

Para
lograrlo las escuelas deben integrar a
todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales,
sociales, emocionales, lingüísticas, a niños discapacitados y niños bien
dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan, niños de poblaciones
nómadas o remotas, niños de minorías étnicas o culturales y niños de otros
grupos o zonas desfavorecidas o grupos
marginados, favoreciendo la educación inclusiva considerada como una
proclamación desenfadada una invitación pública y política a la celebración de
la diferencia.
Ante
este reto de llegar a una inclusión educativa se ha instaurado un método de educación compensatoria el cuál se ha entendido durante mucho tiempo
como la educación de otros alumnos también especiales, en este caso por razones
de su procedencia, de su etnia, de su situación social y familiar o por la peculiar situación laboral
de sus progenitores, mantener para todos
sus alumnos altas expectativas de rendimiento y proporcionarles instrucción de
alta calidad diseñada para satisfacer sus necesidades. (Echeita, 1994, pág. 8)
El
poder logar
una inclusión en la escuela es tarea de maestros, alumnos y padres de familia
mediante un trabajo colaborativo, pero también podrían participar instituciones
públicas a través los programas de inclusión educativa que se relazan en las
instituciones mediante compañas, conferencias y recursos que estas
instituciones pueden brindar a maestros, alumnos y padres de familia para
lograr una educación de calidad de todos los estudiantes considerando que a
función educadora de la escuela debe ser compartida con otras instituciones,
porque éstas configuran los apoyos más importantes para que la escuela pueda
atender a las necesidades integrales de los alumnos (físicas, afectivas,
sociales).
La
educación inclusiva no tiene que ver, inicialmente, con los lugares, es, antes
que nada, una actitud de profundo respeto por las diferencias y de compromiso
con la tarea de no hacer de ellas obstáculos sino oportunidades, lo cual se
consigue a través de grupos interactivos de aprendizaje en los que se busca
acelerar y potenciar el aprendizaje de quienes están en desventaja, con la ayuda
y participación de cuantas personas estén dispuestas a colaborar con el centro
en la consecución de sus metas.
Finalmente la lectura concluye
en que para lograr una educación inclusiva es importante “dotar a los alumnos
de ciertas herramientas necesarias para que ellos mismos puedan valorar su
diversidad, conquistar sus derechos a ser educados, y acogidos, la educación
inclusiva es una actitud de profundo respeto por las diferencias y un
compromiso de no hacer de ellas obstáculos sino oportunidades” ( ECHEITA, 1994, pág. 15) iniciando por
cambiar la concepción de los docentes hacia las personas con discapacidad
viendo estas como una oportunidad y no como un problema para resolver y
mediante la transformación de los
contextos escolares usando las estrategias y los métodos que permitan el
enriquecimiento y la aceleración de aquellos que han iniciado su proceso
escolar en desventaja.
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